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Destierro de tu boca

Destierro de tu boca

Fui testigo del nacimiento de Juanfra Cordero como cantautor, cuando era apenas un adolescente: buenos sentimientos, buen oído, diáfana vena lírica, nada afectada, sencilla…, y testigo de su estreno como arquitecto y de las infamias que tuvo que soportar por su notable trabajo, en este país de envidiosos y empaladores.

Este versátil –y algo melancólico- ubetense no deja de sorprenderme con sus metamorfosis en técnico, barman, antropólogo, humanista... ¿Proteico o indeciso? Bueno, los jóvenes de ahora tardan en decidirse, en sentar cabeza. ¡Y tampoco es seguro que estar sentada sea lo mejor que le pueda suceder a una cabeza! A ese “piloto del alma” que vive en la cabeza –aunque no sólo en ella, pues también alienta en las entrañas- lo imagino como auriga de aquel carro platónico del que tiran emociones y deseos. A ese director de orquesta lo concibo más bien de pie, dinámico, visitando distintas ciudades, eso sí, sin perder de vista la dirección de Heliópolis. No creo que porque se entretenga algo en una barra de bar (valga la redundancia), Juanfra haya perdido en absoluto el buen rumbo.

El caso es que se trata de un camino creativo y Juanfra acaba de publicar un sobrio CD llamado “Destierrodetuboca”. El título es apropiado porque sus canciones tratan sobre todo del desconsuelo provocado por el desamor. Ha sido grabado y mezclado en los estudios Bomtrack Records de Úbeda en 2011. Y contiene buena y consonante música: Txus Suárez a la batería, Matías Cordero al piano, saxo, melódica y xilófono; Fran Suárez en la guitarra eléctrica, Mar Trinidad en coros y palmas; y David F. Castro al bajo, la guitarra y la percusión. Éste último, al que también conozco desde que era un chaval, es coproductor y arreglista, como también lo fue de “Sin moverme de mi silla”, el CD que publicó Juanfra en 2010.

Destierrodetuboca” combina y fusiona estilos populares variados, desde la canción  mejicana al rock, el jazz o el bolero. En la estela del “paisa” Sabina, como el propio Juanfra reconoce aludiendo a la calle Melancolía, las canciones de este CD tienen más un fondo romántico e íntimo que crítico, aunque no falte la reflexión sobre la crisis en “No puedo llegar a fin de mes”, o la queja ante una sociedad cuyos valores no coinciden, evidentemente, con los del artista.

Adicto a la anáfora, los poemas de Juanfra resultan claros y francos como el agua de mayo.  En “Tarde” pone música a un poema –inédito para mí- de F. García Lorca. La complacencia en el desconsuelo por la pérdida o el abandono del ser querido, es equilibrada con un canto final a la esperanza, en la canción que da título a la obra y que Juanfra ha tenido la amabilidad de dedicarme: “aún quedan rimas por hacer…, sueños que inventar…, versos que hilvanar…, hazañas que lograr…, palabras que decir…, caminos que tomar”. ¡Desde luego! El futuro es una caja de sorpresas, y se prevé largo y fecundo para alguien tan joven, tan lleno de posibilidades. Yo, encantado de que se me vincule a la esperanza, ¡divina excelencia!

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