Blogia
SIGNAMENTO

In memoriam Martin Gardner

In memoriam Martin Gardner

De Sábato leí hace más de veinticinco años El túnel, no me acuerdo de qué trata, pero sí de que me pareció un relato excelente, intenso, de los que no puedes abandonar hasta el final. Los personajes de Sobre héroes y tumbas se me aparecieron tan alucinados, como  tenebrosa fue la impresion que recibí de la obra en su conjunto. Su autor bien pudo escribir en sus páginas la frase siguiente, que me parece muy razonable, aunque desoladora:

"Dios existe pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia"

Si J. L. Borges conoció la sentencia, debió de hacer sus delicias. Por cierto... se ha descubierto una obra inédita de Jorge Luis Borges en la universidad de Austin (Texas) y se acaba de publicar en edición de lujo con el título de Los Rivero. La crítica no se pone de acuerdo si se trata de un relato inconcluso o una novela malograda. Lo que sí se sabe es que Borges la escribió unos años después de El Aleph... El diario Clarín recogió la noticia:

Siempre me han parecido más coherentes las Teoimaginerías o las Teofantasías que las Teologías. El "martillo de los teólogos", el problema de la existencia real del mal, físico o metafísico, del sufrimiento y de la maldad moral, hace muy poco razonable la existencia de un Dios creador omnipotente y misericordioso. Voltaire, que creía en Dios, se dio cuenta de la contradicción entre los atributos absolutos de la divinidad: si lo puede todo y lo sabe todo, ¿por qué consiente que los buenos hagan tan poco ruido y los malos tanto?
Un Dios que crea soñando resulta más razonable, aunque no resulte para nada racional. Un Dios que nos inventa un poco por azar... A fin de cuentas, nadie, ni siquiera Dios, puede controlar todos sus sueños...
Las especulaciones teológicas se llevan bien con las demostraciones matemáticas. Algunas de las propuestas más delirantes y sugestivas de la teología del siglo XX no hay que buscarlas en sólo en los gordos libros de Hans Küng, sino que pueden hallarse en los divertidos cuentos espaciales del matemático y novelista Stanislaw Lem.
Martin Gardner, "gurú de los juegos matemáticos", acaba de morir, el haber trabajado durante toda su vida como azote de la seudociencia no le impidió estar versado en teología.
Su libro sobre Paradojas (¡Ajá! Paradojas que hacen pensar, Labor, 1983) estimularon mi gusto adulto por la lógica y mi interés por estudiar sus límites. Todos los libros de Gardner tienen más miga de lo que parece. Todos sus juegos, más seriedad de la que denotan.
Los sabios suelen probar que lo son muriendo de viejos. En verdad, Nietzsche murió relativamente joven, pero Nietzsche nunca pretendió ser sabio, ni siquiera filósofo, sólo un pensador trágico, un profeta dionisíaco y un superartista... Gardner ha muerto con 95 tacos cumplidos, el 22 de mayo, en un hospital de Oklahoma. Tituló en filosofía por la universidad de Chicago.
Los sabios suelen probar que lo son exhibiendo un incombustible sentido del humor. Tal fue siempre el caso de Martin Gardner, padrino de las matemáticas recreativas e inspirador de  Douglas Hofstadter o Roger Penrose, admirado por Stephen Jay Gould o por Arthur C. Clarke.
Los sabios suelen probar que lo son siendo modestos. Algunos filósofos de la lógica se han dado cuenta de que el cerebro humano saca partido de sus errores, y que esa limitación, la de cometer errores (serindipity, chiripas), le permite dar saltos hacia la conclusión o la aplicación práctica, saltos que no puede dar la "perfección" calculadora de la máquina. Gardner decía con gran modestia que se consideraba nada más que un periodista que sacaba partido de las investigaciones de otros.
Los sabios suelen probar que lo son creyendo poquito y sin faltarle el respeto a nadie. Martin Gardner escribió cuentos edificantes para niños, y, junto con Carl Sagan e Isaac Asimov, pusieron en marcha el actualmente llamado Comité para la Investigación Escéptica, institución sin ánimo de lucro que tiene por objetivo el desmontar supersticiones y supercherías seudocientíficas, incluidas las "paranormales".
Sus indudables conocimientos no le impidieron escribir sobre la fe, la oración, el mal y la inmortalidad (Los porqués de un escritor filosófico, Tusquets).
La inquietud por lo divino elevan nuestro espíritu y nos proyecta más allá de la animalidad, a la que también y sin discusión pertenecemos. Las discusiones sobre Dios, bien pueden ser inconclusivas e interminables -como probó Kant-, pero tendemos a ellas por la propia naturaleza de la razón, que no se conforma con lo temporal y condicionado.
Incluso un contestatario incorregible como Noam Chomsky ha tenido que reconocer que la contribución de Gardner a la cultura intelectual contemporánea ha sido única, por su comprensión de las grandes cuestiones que importan. Descanse en paz.

1 comentario

atrav -

Una gran pérdida. Le conocí por su libro ¡Ajá! que usted cita. Gardner es autor también de una 'Alicia anotada': http://es.wikipedia.org/wiki/Alicia_anotada