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SIGNAMENTO

CEREZAS RUBÍ DE GABRIEL MIRÓ

CEREZAS RUBÍ DE GABRIEL MIRÓ

"¡Adónde huye nuestra piedad!"

"¿Señor, es que duerme siempre en nuestras entrañas una hez abyecta de crueldades?"

Gabriel Miró. Las cerezas del cementerio, 1910.

 

La obra de Gabriel Miró (1879-1930) encuadrada en la generación novecentista, supera el viejo realismo decimonónico, lo trasciende a través de un lirismo descriptivo y narrativo originalísimo, muy personal.

Poco importa que el decadente mundo del caciquismo, universo rural de patricios y siervos, amos y criados, con la burla amable hacia el clero, aún sirva de marco a sus tramas novelescas, en las que importan sobre todo las relaciones personales, en cuya comunicación doméstica e íntima renace y se explora la hiperestesia romántica.

Miró no escribe novela de tesis social. Se ocupa de de sentimientos complejos y encontrados, de la belleza y de la fealdad, de la piedad y de la crueldad. Fue víctima el escritor alicantino de una injusta crítica de Ortega, quien también dificultó su acceso a la Academia, y cuya candidatura presentó Azorín. Valle-Inclán y Juan Ramón contradijeron al gran filósofo y defendieron la calidad de la obra de Miró, que hoy merece ser tenido por un clásico. Y no sólo por su novela El obispo leproso, que escandalizó al integrismo católico más reaccionario.

En el caso de Las cerezas del cementerio esta mística de amores, a la mujer eterna y a la naturaleza -madre o madrina o madrastra-  toma la figura del señorito levantino Félix Valdivia y de sus arrebatos con una mujer mayor malcasada, Beatriz, y una prima. En el misticismo naturalista (acaso de inspiración nietzscheana) de Miró se oyen también los ecos de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.

Gabriel Miró es un fino estilista, un orfebre de la lengua, sobre todo en las descripciones de luces, ambientes camperos y paisajes interiores, entendiendo por tales paisajes igualmente los estados de ánimo y las ánimas de sus personajes. Estudió la psicología de su época (cita a Binet).

Se entrega en esta obra, primera novela de su madurez literaria, a un afiligranado regodeo estético. Narrador omnisciente, Miró no se conforma con emplear un léxico rico, para cada cosa su nombre preciso, sea hierba o mueble, como gálbulos se llaman los frutos de los cipreses y plato macerina el que contiene una jícara para el chocolate en su centro..., sino que también rescata nombres castizos y hasta se permite emplear verbos procedentes del latín sin registro oficial como "bauvear", e. d., quejarse los perros.

La lechuza (glaux, en griego) ve en lo obscuro con ojos fosforescentes, es decir "glaucos". Emblema de la Sabiduría, pajarraco de Atenea son la lechuza o el mochuelo. Dijo don Miguel de Unamuno que Gabriel Miró tenía una mirada glauca, de mochuelo... Lo comprobó en una visita que hicieron juntos al monasterio de Poblet. Porque la mirada clara y serena del escritor levantino ilumina cuanto mira con luz difusa, interiorista.

"Ilumina con sus ojos el ámbito tenebroso en que se mueve".

El de las figuras que hiñe, que amasa como si fueran paisajes (Unamuno. Prólogo a Las cerezas del cementerio).

Nota bene

Sobre esta novela escribió También Juan Poz en su bitácora (blog): "Diario de un artista desencajado".

Sobre la desafortunada crítica de Ortega cfr. "De cómo Ortega malentendió a Miró", Guillermo Laín Corona; https://revistas.uned.es/index.php/EPOS/article/view/17383

 

 

LIBRE Y DESDICHADO

LIBRE Y DESDICHADO

¿Cómo podemos recordar que se nos ha olvidado algo?

Con esta extraña pregunta de difícil respuesta acaba la curiosa novela, y muy traducida a otros idiomas, de Félix de Azúa Historia de un idiota contada por él mismo (1986).

Boga su autor con independencia, como la que le ha hecho abandonar las columnas del periódico convertido en hoja parroquial de la secta política en el poder.

El protagonista se embarca en una trágica investigación sobre la felicidad, a la que buca en el amor, en la especulación filosófica, en la creación artística. La conclusión es negativa. Es el miedo a la insignificancia lo que nos mueve locamente a buscar la felicidad, el miedo a la muerte, pero de esta trágica experiencia de no hallarla se sigue una interesante moraleja: Hay que prestar atención a lo que se ENCUENTRA y no a lo que se BUSCA.

Novela de ideas, de humor, de formación y generacional, el ingenio de Azúa brilla y tiene algo que ver con el cabreo o con la angustia elegante del desengañado, del que no confía en panaceas eróticas ni en utopías políticas.

Algunos críticos, como Josan Hatero tienen está Historia de un idiota... por la mejor obra de Azúa. Es difícil que su despiadada comicidad te deje indiferente, y no obstante hay también en ella ciertos arrebatos poéticos. No por casualidad Félix de Azúa fue uno de los Novísimos de la famosa antología editada por J. M. Castellet, de lo cual se burla también el "Idiota", cuyos sarcasmos delatan la incomunicación del hombre contemporáneo, las paradojas del poder y la miseria de los famosos.

La investigación sobre el contenido de la felicidad a la que se entrega el Idiota acaba concluyendo con que a los humanes sólo nos interesa lo negativo:

"Mundos felices, sociedades felices, humanidad feliz, cultura de la felicidad; este es el contenido de la guerra, de la explotación, de la estafa, de la destrucción. Estás son las banderas de brillantes colores que preceden a las columnas de esclavos camino de su exterminio".

El protagonista abomina del contenido de la felicidad, ese cebo con el que nos engatusa el aspirante a tirano. Prefiere considerarse un hombre LIBRE Y DESDICHADO, eso sí, ¡con la capacidad de asombro intacta!

 

DEBUSSY

DEBUSSY

 Es uno de mis compositores favoritos porque me hace soñar con mundos fantásticos, mágicos, primitivos, en los que bailan faunos, nadan sílfides, cantan fuentes y hermosas ninfas tocan los cristales del arpa mientras atardece un sol antiguo.

Ligero, refinado, sus melodías se transforman y regresan renovadas. Circulan como olas que van y vienen refrescantes.

Sorprende que la crítica "demoliera" el Preludio para la siesta de un fauno cuando fue estrenado a finales de 1984. Los gustos cambian y los críticos de equivocan.

A Mallarmé, en cuyo nostálgico poema se inspiraba la composición de Debussy (1862-1918) le encantó el Preludio, así que le dedicó estos versos al músico:

Silvain d’haleine première / si la flûte a réussi / ouis toute la lumière / qui souflera Debussy 

HONEGGER

HONEGGER

He dejado que el azar decida qué escucho hoy por la mañana en mi venerable tocadiscos, el que nos regaló mi padre y que he conseguido restaurar para disfrutar de mi nutrida colección de vinilos en el campo.

Azar ha decidido bien, Casualidad ha guiado mi dedo hacia un encuentro favorable, y he sacado el disco que ilumina esta entrada. Digamos que he hallado cierta armonía entre mi estado anímico y el que promueven las dos sinfonías de Honegger, agitación primero y luego idílica serenidad campestre.

Arthur Honegger (1892-1955) fue compositor suizo de cultura francesa que se adaptó, ya lejos de romanticismo y misticismo, a las polimorfías y atrevimientos sonoros de las vanguardias modernas, pero sin exagerar la nota obscura ni caer en lo horrísono e inarmónico.  Afín al grupo parisimo de Los Seis, meditativo, filosófico, es un creador original y sensible que quiso acercar el milagro de la música de calidad al aficionado medio. No desdeñó componer para la escena, la radio y el cine. Inventó  oratorios con letras de poetas contemporáneos; Cocteau, Valery, Claudel... Y cinco sinfonías en que muestra su respeto por la tradición del barroco y el primer clasicismo.

La primera de sus sinfonías le fue encargada por el director de la Orquesta de Boston Serge Koussertzky, a un Honegger de 38 años. Encontramos en ella el eco tumultuoso y violento de composiciones anteriores, Pacific y Rugby. A la atonalidad del primer movimiento se suman la expresividad melodiosa del segundo y el aire juvenil del tercero (presto).

La Sinfonía número cuatro para orquesta de cámara (1946), subtitulada Delicias Basilienses, es un agradable divertimento que contrasta con el dramatismo trágico de las sinfonías precedentes. La segunda refleja la atmósfera sombría de la segunda guerra mundial, la tecera, Litúrgica (1946) protesta patéticamente contra la guerra. La Cuarta se inspira en la naturaleza de los alrededores de Basilea y sublima una vieja canción suiza carnavalesca. 

SHEREZADE

SHEREZADE

Scheherazade es un inspiradísimo estudio para orquesta escrito por Rimski-Korsakov en 1887-1888, a modo de suite sinfónica con cuatro movimientos: El mar y el barco de Simbad, La fantástica historia del príncipe Kalender, El joven príncipe y la joven princesa, y 4. Fiesta en Bagdad / El mar / El náufrago contra la roca coronada por un guerrero de bronce.

Los cuatro movimientos están estrechamente relacionados como un caleidoscopio de fabulosas imágenes de cuento oriental. Durante esos años, Rimski-Korsakov (1844-1908) compone también su Capricho español y La gran Pascua Rusa.

La historia es mundialmente conocida. El sultán Schalar, tan estúpido y misógino como para estar convencido de la falsedad de todas las mujeres, en los países musulmanes -dice un personanaje de John Huston en su extraña película Beat The Devil ("La burla del diablo") los labios de las mujeres se mueven pero no se escuchan-... el autócrata musulmán ha jurado asesinar o mandar ejecutar a cada una de las esposas de su harén después de gozarlas carnalmente una primera y única noche. Sin embargo, la inteligente y amena Scherezade salva la vida deleitando, intrigando y suspendiendo la atención del tirano con sus relatos, durante mil y una noches.

Solemne, amplia, delicada, majestuosa, fenomenal versión de la Orquesta Sinfónica londinense dirigida por Igor Markevitch y con Erich Gruenberg como violín solista. Tengo una versión más antigua, que heredé y fue regalo, según creo o sueño, de mi tía Maripepa Cordero, de la que recuerdo sus gracias de cuentista y excelente conversadora cada vez que oigo las olas prodigiosas y los pájaros de cuerda ("el ave es tierra y vuela", escribe Aleixandre), expuesto oigo a Rimski con la añoranza de una segunda madre a la que es posible contar lo que no se cuenta a la primera, ante las idas y venidas del lírico y misterioso mar sonoro del compositor ruso.

Asocio aquella imagen bendita y entrañable de mi tía Mari a estos compases, como si mi querida amiga fuese la vela ligera mas redonda del barco de Simbad sobe el mar arábigo, en un clima placentero y algo lánguido, de tarde de verano y té con pastas o, mejor, de café negro, brandy de Jerez y cigarrillo americano, una atmósfera que se desenfrena eventual en fanfarria, en tempestad marina, furioso oleaje de sentimientos cruzados y en naufragio (tal la condición humana que diría Ortega) para volver a refrenarse concentrada y respirable, en bello y dulcísimo tema lírico, arpa amorosa, que adornan arabescos de clarinete y flauta. Ligereza y gracia. Pausada conclusión mientras el fantasma fino de Mari se desvanece, a sombra.

AMOR DE JUNGLA, LECTURAS DE AMORES

AMOR DE JUNGLA, LECTURAS DE AMORES

Cada página, una joya, como el jardín verde, verde cetrino para añil, del corazón de una esmeralda gorda. Hablo de la obra maestra del chileno Luis Sepúlveda Calfucura (1949-2020), hijo de Irma, enfermera de origen mapuche y de un restaurador comunista. Luis fue encarcelado y exiliado por el régimen de Pinochet. Profesó de cineasta, director teatral, periodista, escritor... Participó en la revolución sandinista y luego vivió catorce años en Hamburgo (Alemania). Activista ecologista y corresponsal de Greenpeace, vivió en Gijón las últimas décadas de su vida siendo declarado hijo adoptivo de la ciudad después de entregar su alma a Dios en el hospital de Oviedo, Asturias, por causa del Covid... ¡Una vida nómada y épica!

Refiero ahorita a su novela *Un viejo que leía novelas de amor*. De pocos relatos puede decirse algo como esto: que no le sobra ni falta palabra. Extraordinario perfume en frasco pequeño con olor a petricor, a fronda salvaje y a lama obscura o cieno pegajoso repleto de formas variadas de vida.

No encontrarás, lector prudente, mejor apología ni ensalzamiento de la Amazonía, de la selva ajena, ni exposición más radiante de la lujuria pertinaz y el rencor justificado de su naturaleza profanada. Aquí suena también el tambor de la natura humana traicionada, codiciosa, pecadora; aquí se denuncia y satiriza la torpe ambición que en lugar de convivir destruye y ensucia, la maldita soberbia que busca dominar en lugar de conocer, dominación sin respeto a lo que se violenta para poco y, muchas veces, para nada.

Antonio José Bolívar Proaño, el entrañable viejo que protagoniza está historia inolvidable, se adaptó a las leyes de la jungla inhóspita, varón versátil que se integró con los nativos, en el tremendo paisaje de una selva inhumana, o tal vez demasiado humana. Luis Sepúlveda conoció en Ecuador a los indios shuar. El viejo es un superviviente y un sabio, a su práctica manera. Conoce los misterios de las criaturas y la tierra que le envuelve, el sol que habita, y los del Cielo por las novelas que lee, los imaginarios mundos donde se ama y uno es amado.

Con razón se ha visto en esta breve e intensa novela un canto de amor a la literatura, la lectura y la conservación de la naturaleza. En 2001 el director australiano Rolf de Herr dirigió la adaptación cinematográfica de *Un viejo que leía novelas de amor*, obra maestra.

LEE KONITZ

LEE KONITZ

El uso de la palabra "cool" como calmado, imperturbable, ecuánime, formaba parte del argot de los músicos y comenzó a ser aplicado por los medios y las discográficas para denominar una corriente estética del jazz a partir de 1953.

El cool jazz se caracteriza por su estilo suave, tempo lento e improvisación controlada, principalmente en relación con el carácter rápido y agresivo del bebop que lo precedió. A menudo, sus arreglos e interpretaciones incorporan elementos de la música académica occidental.

LEE KONITZ (Chicago, 13 de octubre de 1927 - Nueva York, 15 de abril de 2020) fue un saxofonista alto y compositor estadounidense de jazz, versátil y fértil representante del Cool.

Konitz nació en Chicago de padres judíos de ascendencia austríaca y rusa. A los once años recibió su primer instrumento: un clarinete. Más tarde dejó ese instrumento a favor del saxo tenor y finalmente se pasó del tenor al saxo alto. 

Alumno de Lennie Tristano, emergió como un jazzista tan moderno como Charlie Parker, pero con una propuesta estética diferente. A pesar de los rumores mediáticos no está probado que Konitz se llevara mal con The Bird.

Participó en la banda de Miles Davis en septiembre de 1948 y con él grabó en 1949 y 1950 el famoso *Birth of the Cool*. La presencia de Konitz y otros músicos blancos en el grupo de nueve enfureció a algunos intérpretes negros, muchos de los cuales estaban desempleados en ese momento, pero Davis rechazó sus críticas.

Con Gil Evans o Stan Getz, Konitz estuvo en el centro del movimiento Cool.

Los solos de Davis, Konitz y Mulligan eran cortos, suaves y sin vibrato, integrándose en el sonido compuesto de un noneto que dejaba poco lugar para la improvisación. Cuando años más tarde, ya en auge del cool jazz, Capitol Records publicó *Birth of the Cool*, Gil Evans y Miles Davis fueron considerados iniciadores del género Cool.

ALTO COOL, editado en Madrid en la colección Maestros del Jazz, recoge una sesión de quinteto (1957, con Sal Mosca al piano) y otra de trío (1961, con Elvin Jones a la batería) y con Lee Konitz como protagonista del saxo alto.

REFLEXIONES HISPANAS

REFLEXIONES HISPANAS

En uno de sus "emilios", el filósofo Antonio de Lara se ha mostrado como amigo generoso con mis ensayos editados bajo el título *Reflexiones hispanas* con el subtítulo "Sindéresis humanista", palabras estas que declaran su sesgo a favor de la libertad y la dignidad humanas.
Con el permiso de Antonio, público aquí su crítica, soslayando los comentarios personales que no refieren a mi obra:
"Querido José, felicitaciones por tu libro. Hace ya varias semanas lo terminé de leer, excepto el último artículo, que leí ayer. Y me dije a mí mismo: “no puedo dejar pasar más tiempo sin felicitarle”. El libro es una miscelánea de artículos muy interesantes, No es un libro para principiantes sino para iniciados. La edición es bastante buena, pero la maquetación horrible: artículos empezados tras otro a mitad de página, adentramientos y separaciones de párrafos inexplicables, equivocaciones de numeración de apartados, correcciones manuales, páginas no ajustadas al final, etc. ¿Quién ha sido el maquetador?"
Respondo:
El libro ha sido impreso por duendes moldavos, de ahí su letra, mona y chica. No obstante la imperfección de su maquetación, el volumen, de tapa dura y buen papel, apenas contiene erratas... Mejorar la maquetación implicaba un desembolso de dinero. Mi criterio al publicar es que si no gano con ello, tampoco grave la economía familiar.
Sigue Antonio:
"Afortunadamente, todas esas imperfecciones no afectan a la calidad del contenido... La lectura de uno o dos de tus artículos me servía de ayuda para no perder contacto con la filosofía antes de dormir, como si fueran pequeños sorbos de buen vino. De la calidad de la escritura no tengo nada que decir. Es magnífica, la marca de la casa.
"Empecemos por el principio. El título está muy bien escogido, porque permite entender el adjetivo tanto de forma subjetiva como objetiva: reflexiones de españoles y reflexiones sobre españoles. El subtítulo también es muy adecuado y enlaza muy bien con el artículo final “La diferencia humana”. A pesar de no haber diferencias esenciales, las diferencias con los animales superiores son muy grandes. Me gusta especialmente la reivindicación que haces de la filosofía española del Renacimiento y el Barroco, especialmente de León Hebreo.
"Hay artículos que son un ejemplo magistral de síntesis, como “Bien y justicia. Ética mínima”. Otro también extraordinariamente interesante es “Saberes sobre-naturales”... Hay otros en que pareces resumir un libro, como el referente a Gaos. En algunos artículos no he podido diferenciar lo que tomas de otros pensadores y tus propias reflexiones originales, Porque, si todo lo que dices es propio tuyo, entonces son artículos geniales. Me gustan tus análisis etimológicos, como la relación que haces entre símbolo y ’diábolo’ (hablo de memoria). Y un último detalle. En la página 65 se cuenta una anécdota a propósito de Sabuco, que ya aparece en “El collar de la paloma” de Ibn Hazm. Finalmente, me sorprende tu gran erudición, que es apabullante.
"Veo en todo lo que escribes algo que ya percibí en el texto que me mandaste sobre el optimismo en Leibniz. Hay en todo lo que escribes muchos hilos, que darían lugar a múltiples organizaciones sistemáticas. Hay escritores más intuitivos y otros más sistemáticos. Yo creo que tú eres de los primeros y tus intuiciones son geniales".
Corrijo:
Antonio es -como el poeta bohemio de Valle-Inclán- un hiperbólico andaluz y un buen amigo... Rebajo sus halagos: No me tengo por genio, pero sí por incorregible curioso, buen entendedor y adiestrado resumidor (curtido por más de treinta y cinco años de docencia filosófica entre adolescentes). En mis ensayos he perseguido la brevedad y la claridad en el trato con lo complejo. No descartando en ningún caso el buen humor ni la ironía.
Nota bene:
(El libro está disponible en papel en la Editorial Académica Española. Caro. No obstante, mandaré una copia digital (PDF) gratuita a quien me la solicite. Puede hacerlo a través de un comentario en este blog, o localizando mi nombre, en mensaje privado, a través de Facebook o X (Twitter) y aportando un e-buzón).
Antonio de Lara  se despidió en su carta con un abrazo virtual (y virtuoso) deseándome un buen verano. Yo le agradezco aquí sus gentiles comentarios.