MADRE PRÓDIGA
El de la "madre pródiga" es un nuevo carácter literario, apropiado para el drama social y teatral del siglo XXI.
A La Cangura de Larva, el tomo guirigay de Julián Ríos, le ahogaba el hogar porque prefería holgar, dulce holgar. Abandonó a sus hijos en Australia. Cortó a dentelladas el asfixiante cordón umbilical (es metáfora). Il faut voyager pour aimer de loin sa maison!, se decía.
Quería realizarse en liza y paliza comiendo perritos y pizza.. Trabajó de mecanógrafa en una revista del corazón londinense. Se vino al smog de Londres para respirar turbio. Hizo amistades de party en party, "amistades a mitades" -escribe Herr Narrator.
El marido fue duro. Le mandó la foto fúnebre de Tommy con la inscripción: "Partió su mami, partió su corazón".
Le dio por beber mucho a Kendy, La Cangura pródiga. La resaca le daba llorona y echaba mano al bolsón marsupio para mostrar la foto familiar.
Contó a Milalias, confesor freudulento, que por nada del mundo se volvería a casar pero que estaba pensando en tener otro hijo. Tal vez se sintiese vacía.
¡Qué Tommy ni qué niño muerto! -exclamó casi sin querer Milalias. Se agarró a La Cangura, hembra grandota y, torpes cada uno, casi se arrojan bailando por la ventana.
***
Larva no es novela, sino caja de juegos para políglotas cultos o filólogos culteranos, embarrada de interjecciones y saltos de página: o la babel de una noche de san Juan en beodisea londinense para dar que leer y hablar; un ingenioso invento de palabras, analogías, calambours o equívocos como chinoiseries, alusivas a una incesante orgía de la que se espera con desespero la iluminación.
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