Blogia
SIGNAMENTO

Misterios segureños

Misterios segureños

El secreto del monte Salfaraf es una amena y breve fábula montada sobre la bien disciplinada imaginación histórica y los excelentes conocimientos y observaciones "de campo" que su autor, Manuel Martínez Moreno, tiene de las tierras de Segura, pues es natural de Segura de la Sierra (Jaén). Antes de esta novelita, Manuel Martínez ha publicado una bella guía de su pueblo, y un viaje por las Sierras de Segura adobado con sus leyendas (El crimen de la Cumbre, 2009).

Un musulmán, Ibn Al Jatib, convertido a la fuerza al cristianismo y bautizado como Rui Díaz describe el señorío batallador de Don Rodrigo Manrique, Comendador de Segura, su captor y protector.
El relato incluye, como regalo al lector extraño, distraído o forastero, las inmortales Coplas a la muerte de su padre, del hijo del Comendador Rodrigo, el universal poeta Jorge Manrique, que tan prematuramente fue herido de muerte en 1479 combatiendo a favor de Isabel de Castilla, en las peleas de sucesión contra los partidarios de Juana la Beltraneja. Esas coplas de pie quebrado, fúnebres como el repique funeral de una campana (Azorín) constituyen un monumento de la literatura clásica universal, y debemos sentirnos muy orgullosos de que fuesen inspiradas en nuestras sierras de Jaén.

Por cierto, que otro ilustre e ilustrado serrano, Domingo Henares Martínez, ha probado -a mi juicio con argumentos tan verosímiles como plausibles- el nacimiento jiennense de don Jorge Manrique, pues su madre, doña Mencía de Figueroa, prima hermana del Marqués de Santillana, nació en Orcera, o en Beas de Segura, y se hace increíble que, embarazada, fuera a parir a Castilla la Vieja (Paredes de Nava, Palencia) para volver luego, estando los caminos como estaban.

El versátil autor de El Secreto del Monte Arafat, director de la Universidad Popular de Úbeda, nada por aguas superficiales y profundas, y toca distintos registros: el divulgativo, el etnográfico, el popular, el castizo, el histórico, el erudito, el fantástico, para expresar el amor y la fascinación que siente por sus sierras y las gentes de sus sierras, fascinación que comparto:

"La gente a menudo se cree que en la sierra solo se crían setas y guízcanos, o que estas tierras solo dan jamones serranos y serranas jamonas, e ignora que, los montes a los que hoy solamente se mira para ir de caza, albergaron en otro tiempo tesoros indescriptibles de nuestra cultura de los que, si les prestáramos algo de atención, podríamos aprender mucho, tesoros que hablan del pasado y del presente, como voces que yacen en el fondo de una orza, a la espera de que alguien las quiera oír".

No sé si alguien querrá oír esas voces, pero sin duda Manuel las ha sabido hacer sonar en su cerámica orza literaria, con limpia sencillez y sobrie prosa serrana.

Uno de los leitmotiv del relato es el lugar central que ocupaba, en la cartografía -real o imaginaria, no lo sé- manejada por los caballeros templarios, Segura de la Sierra, como vértice del que nacían tanto el Guadalquivir, hacia la vertiente Atlántica, como el Guadalimar, hacia la Mediterránea. El monte Salfaraf, al sur de Segura, cruce de caminos y campo de batallas, sería uno de esos lugares con genio, depositarios de viejos tesoros escondidos en cavernas milenarias, como emblemas de todas las heterodoxias y religiones excluidas: la judía, la musulmana, el esoterismo templario, y la forma mágica y estelar de emplazarse sus viejas y semidestruidas torres de defensa, castillos y atalayas, dependería de icónicos símbolos que vinculan la tierra con el cielo y armonizan las creencias e ideales de los humanos.

Otro interesente tema de la novela, este más histórico, es la toma de la ciudad granadina de Huéscar por fuerzas procedentes sobre todo de Segura, de la Loma de Úbeda y del campo de Montiel, a principios del invierno de 1434. Se adivina que el hecho está bien documentado, y las descripciones de esa ruta imposible y hermosísima, como de otro mundo, que conecta la Sierra de Segura y Cazorla, por Pontones y Santiago de la Espada, con la altiplanicie de la sierra granadina de la Sagra y Huéscar. La última vez que viajé por esos cotos y parajes, que parecen de otro mundo, era otoño y ya nevaba, y temimos quedarnos a mitad de puerto.

En fin, el libro, publicado por Gráficas La Paz de Torredonjimeno, con bonita y variada tipografía, bella portada (diseñada por David Martínez Mulero), útil ilustración y hermoso dibujo de Juan Martos de la Casa, es un regalo para el que ama las Serranías orientales de Jaén, para el historiador o para el turista curioso.

0 comentarios