ARQUÍLOCO DE PAROS
Arquíloco de Paros vivió en el siglo VII a. C. Era hijo de un noble y de una esclava llamada Enipo. Considerado un poeta de la literatura griega arcaica, se ganó la vida como mercenario. Su condición de bastardo explica su reticencia ante los valores nobiliarios.
"De mi lanza depende el pan que como, de mi lanza el vino de Ismaro. Apoyado en mi lanza bebo."
En lugar de un general "hermoso" y guaperas, prefiere uno bajo y abierto de piernas, pero que ande firme sobre sus pies y sea todo corazón.
Murió defendiendo su patria frente a los de Naxos. La Pitia de Delfos exigió al comandante de los de Naxos, Colondas, que se purificara por haber matado al "ministro de las Musas", tal era el aprecio que se tenía al de Paros, isla de los mármoles más selectos.
Nietzsche lo considera el poeta "dionisíaco" por excelencia, antagonista de Homero, al que considera el poeta "apolíneo". La vida real, sus luchas, fatigas, sufrimientos y amores, es el tema principal de sus elegías, épodos, yambos y tetrámetros trocaicos.
Cuenta en uno de sus versos cómo abandonó el escudo para salvar la vida en mitad de una batalla, lo cual era visto como un deshonor militar en la época, pero ¡qué vale un escudo en comparación con la vida!
Se prometió con una tal Neobula, pero está o su padre le dieron calabazas a favor de un mejor partido. Entonces Arquíloco la difamó en verso y contó cómo se había "beneficiado" a su hermana menor. Se dice que los versos resultaron tan hirientes que las hijas y el padre, Licambes, se suicidaron.
Filóstrato cita a Arquíloco de Paros por elogiar en su poesía y probar en su vida la virtud de la paciente resignación o resistencia al dolor (τλημοσύνη) ante las desgracias y por considerarla un regalo de los dioses como fármaco para afrontarlas. Una excelencia esta, la de la resistencia y la resignación ante las inevitables desgracias de la vida, que brilla por su ausencia en la Sociedad Anestesiada.
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