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AMOR DE JUNGLA, LECTURAS DE AMORES

AMOR DE JUNGLA, LECTURAS DE AMORES

Cada página, una joya, como el jardín verde, verde cetrino para añil, del corazón de una esmeralda gorda. Hablo de la obra maestra del chileno Luis Sepúlveda Calfucura (1949-2020), hijo de Irma, enfermera de origen mapuche y de un restaurador comunista. Luis fue encarcelado y exiliado por el régimen de Pinochet. Profesó de cineasta, director teatral, periodista, escritor... Participó en la revolución sandinista y luego vivió catorce años en Hamburgo (Alemania). Activista ecologista y corresponsal de Greenpeace, vivió en Gijón las últimas décadas de su vida siendo declarado hijo adoptivo de la ciudad después de entregar su alma a Dios en el hospital de Oviedo, Asturias, por causa del Covid... ¡Una vida nómada y épica!

Refiero ahorita a su novela *Un viejo que leía novelas de amor*. De pocos relatos puede decirse algo como esto: que no le sobra ni falta palabra. Extraordinario perfume en frasco pequeño con olor a petricor, a fronda salvaje y a lama obscura o cieno pegajoso repleto de formas variadas de vida.

No encontrarás, lector prudente, mejor apología ni ensalzamiento de la Amazonía, de la selva ajena, ni exposición más radiante de la lujuria pertinaz y el rencor justificado de su naturaleza profanada. Aquí suena también el tambor de la natura humana traicionada, codiciosa, pecadora; aquí se denuncia y satiriza la torpe ambición que en lugar de convivir destruye y ensucia, la maldita soberbia que busca dominar en lugar de conocer, dominación sin respeto a lo que se violenta para poco y, muchas veces, para nada.

Antonio José Bolívar Proaño, el entrañable viejo que protagoniza está historia inolvidable, se adaptó a las leyes de la jungla inhóspita, varón versátil que se integró con los nativos, en el tremendo paisaje de una selva inhumana, o tal vez demasiado humana. Luis Sepúlveda conoció en Ecuador a los indios shuar. El viejo es un superviviente y un sabio, a su práctica manera. Conoce los misterios de las criaturas y la tierra que le envuelve, el sol que habita, y los del Cielo por las novelas que lee, los imaginarios mundos donde se ama y uno es amado.

Con razón se ha visto en esta breve e intensa novela un canto de amor a la literatura, la lectura y la conservación de la naturaleza. En 2001 el director australiano Rolf de Herr dirigió la adaptación cinematográfica de *Un viejo que leía novelas de amor*, obra maestra.

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