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SIGNAMENTO

IN A SILENT WAY

IN A SILENT WAY

En la senda del silencio se escriben las mejores partituras o, mejor, la partitura es una página en blanco hasta que Miles Davis improvisa en ella y deja allí su soledad, su tristeza, su resignación destilada en timbres de trompeta -paradójicamente, un instrumento alegre-, diáfano más que sombrío.

Con In a Silent Way nació un nuevo estilo que fundía atmósferas diversas, una estética onírica próxima al rock, un ritmo a la vez calmante y estimulante. De la extroversión de sus famosos discos anteriores, de sus quintetos aclamados, Davis giraba hacia una estética neblinosa, impresionista, de lamentos envueltos por instrumentos electrónicos con los que Davis medía su genio de improvisador y solista.

En el grupo, un octeto interracial, aparecen los nombres tan conocidos de Herbie Hancock y Chik Corea en los teclados. De esta experiencia sintética, hito de la música de los setenta, nacerá la fusión, precisamente a manos de dos intervinientes In a Silent Way: Wayne Shorter y Joseph Zawinul. Chick Corea creará luego su magnífico Return to Forever siguiendo la tendencia creadora con sones caribeños.

Son los tiempos de In a Silent way:

Cara A: Shhh/Peaceful (Davis)

Cara B: 1. In a silent way (Zawinul) 2. It’s about that time (Davis)

FUSE ONE

FUSE ONE

FUSE ONE agrupó a un elenco de músicos de jazz que colaboraron en dos álbumes producidos por Creed Taylor: Fuse One y Silk (1980, 1981). El primero fue arreglado por Jeremy Wall de Spyro Gyra, el segundo por Leon Ndugu Chancler de Weather Report. El grupo produjo un tercer álbum, Ice, en 1984.

 La membresía del grupo no era concreta, pero incluía a Tony Williams, Joe Farrell, John McLaughlin, Stanley Turrentine, Wynton Marsalis, Larry Coryell, Lenny White, Paulinho Da Costa, Ronnie Foster, Stanley Clarke, George Benson, Todd Cochran, Leon "Ndugu" Chancler, Tom Browne, Dave Valentín, Jorge Dalto y Eric Gale.

 Fuse One fue concebido como un foro en el que los principales músicos contemporáneos actuaban de acuerdo con sus propias disciplinas musicales y sin las limitaciones que acompañan a las responsabilidades de los líderes. Cada músico aporta nuevas composiciones e ideas.

 En el disco excepcional cuya carátula ilustra esta entrada interviene Stanley Clarke como director musical, más los músicos que aparecen arriba en cursiva. La Cara A incluye Silk y In celebration of the human spirit; y la cara B: Hot fire y Sunwalk. Se trata de una excelente música de fusión (soul/fusión style), optimista y animosa, con hondas raíces africanas.

BILL EVANS

BILL EVANS

William John Evans nació en Plainfield, Nueva Jersey, en 1929 y murió en Nueva York en 1980. Extraordinario pianista y compositor de jazz, intérprete del cool, el post-boop y la música modal, en la que se improvisa sobre la gravedad de la armonía. Su influencia ha sido inmensa.

Influido por el impresionismo de Debussy y Ravel, trajo al jazz un lirismo relajado, introvertido, rico en melodías, representativo del West Coast Jazz. Fue capaz de integrar -de mestizar su música- con artistas de orígenes étnicos y sociales muy diversos: Oscar Peterson, John Coltrane, Dave Brubeck o Milt Jackson.

Colaboró con Miles Davis a finales de los cincuenta, involucrándose en profundidad en el famoso Kind of Blues (1959). Adoptó principalmente la estructura de trío en la que el piano dialoga con el bajo y la batería. Tocó con Charles Mingus, Art Farmer, Lee Konitz y Oliver Nelson. En 1958 obtuvo el premio de "Pianista revelación". 

Se convirtió en estrella con Paul Motian (batería) y Scott La Faro (bajo). Con ellos grabó en 1961 Sunday at The Village Vanguard. Diez días después murió La Faro con 25 años en un accidente de tráfico. Evans le guardó luto y dejó de tocar durante un año. 

En formación de quinteto tocó con el trompetista Freddie Hubbard. Interpretó con piano eléctrico durante la década de los setenta. Su último trío con Marc Johnson y Joe La Barbera ha sido considerado el mejor desde aquel que formó con Scott La Faro y Paul Motian.

Su adicción a la heroina y la cocaína le pasó factura y el suicidio de su hermano quebró su ánimo. Su feeling sutil y emocionante crearon una estética.

Bajo la dirección de Claus Ogerman, el trío de Bill Evans grabó en 1966 un formidable concierto con una orquesta sinfónica para Verve. Su carátula ilustra esta entrada. Bill Evans escribió entonces que su intención era presentar una gama musical tan variada como fuese posible sin sacrificar la fidelidad a sus habilidades y creencias. Otro motivo (likely reason) fue demostrar que la buena música pertenece a una única categoría, sea jazz o clásica.

En este álbum, el trío de Bill Evans improvisa y crea sobre temas de Granados, Bach, Chopin, Scriabin, Fauré, escogidas por Ogerman para estimular la fértil imaginacion de Evans. También incluye dos composiciones de este y una de Ogerman. Las transiciones de los compáses clásicos al jazz en este memorable álbum son tan geniales como emocionantes.

Si Alan Ginsberg pudo escribir poesías influido por Baudelaire, también la música de jazz puede ser apreciada y acogida fuera de su gueto cultural, como dice Lewis Freedman en su presentación del concierto. Tradición y contemporaneidad conviven y se fertilizan como una pareja de novios. 

TUBULAR BELLS

TUBULAR BELLS

¿Le sucede a usted que la escucha de una canción o de una melodía le trae un recuerdo y luego otro que tira de un tercero, como las cerezas cuando no han perdido el cabo? ¡Pues claro! A todos nos pasa. Los recuerdos, como las señoras cuando marchan à se repoudre le nez, van y vuelven por parejas y hasta por tríos, o por racimos. Unas evocaciones enlazan con otras como el hipertexto, o como las raíces de los olmos. Es el fenómeno que la psicología ha llamado "la magdalena de Proust". Ya saben: Marcel fue ese vividor francés que quiso dar sentido a su vida disoluta, y a partir del recuerdo del sabor y olor de una magdalena, reconstruyó literariamente El Tiempo perdido.

Cuando reoigo Tubular Bells de Mike Olfield me pasa algo parecido, me viene el aroma marinero de la Barceloneta y luego el menú a base de monjitas con butifarra, mongetes o alubias fritas y con el alioli de una tasca obscura ¡a ¡doscientas pesetas con bebida y pan!, y enseguida acude al magín el agradecimiento. Sí, porque las imágenes rementadas traen también consigo sentimientos antiguos, nobles o de esos que llamamos impropiamente "resentimientos". Sí, rebrota la gratitud al economista Luis Sig Formentín, que puso a mi disposición su apartamiento en esta barriada de la cosmopolita Barcelona (tal vez ya se haya vuelto provinciana), un habitáculo diminuto que compartía con su esposa enfermera. El retrete estaba en el mismo cubo claustrofóbico de la ducha, así que uno podía ducharse mientras se aliviaba. El sueldo de la enfermera no daba par mucho más.

Luis y un servidor tomamos armas en el mismo CIR nº 9 en San Clemente de Sasebas, en la misma séptima compañía en la que yo ejercía como cabo furriel, él fue levado como recluta. Tras jurar bandera, no le volví a ver. Tal vez intercambiamos un par de cartas en lo que hoy se llama "correo de superficie", pero que en realidad era más profundo que el apresurado que viaja por la luz de la Red de redes. Luis fue para mí una de esas personas que tienes la suerte de cruzarte en la vida para que confirmen o restablezcan tu confianza en el género humano, limitando la tendencia hoy vírica a la misantropía.

Oímos juntos Tubullar Bells como quien tiene un jardín y oye en él a un pájaro nuevo sin saber nada de ornitología. Aquellas campanas parecían proceder de un venerable santuario celta y llamar a una nueva religión -o religación- que nos reconciliase con una armonía natural y campestre. El otro día oímos en un programa de la tele la melodía hipnótica de su arranque, que aparecería en El Exorcista, y mi nieto se puso a bailarla espontáneamente. Lo bueno, ni se enrancia ni envejece...

Tubular Bells le valió a Michael Gordon Olfield, nacido en Reading (UK) un Grammy en 1975. Puede decirse que es un música de nuestra generación, la de Luis y la mía, Aunque Mike sea un poco mayor. Su música fusionaba el folklore con el rock y el jazz, recogiendo incluso la influencia de Sibelius y valiéndose de múltiples instrumentos que el compositor lograba sintetizar de lo lindo.

El disco no sólo lanzó al estrellato a su autor, sino también a la recién fundada compañía Virgin Records. Se estrenó un 25 de mayo de 1973 y hoy casi todo el mundo la reconoce como obra maestra. Un crítico dijo de ella que combinaba "lógica y sorpresa, sol con lluvia". Desde luego, cautivó nuestro corazón e imaginación. De las otras obras que he oído de Mike Olfield la que más me ha gustado ha sido Platinum, tan animosa, en una de sus canciones el autor quiso ridiculzar el movimiento Punk. Su sonido cristalino y ritmo trepidante es ideal para conducir y no dormirse por autopistas.

En Crises, su octavo álbum, aparece la canción Moonlight Shadow cantada por su hermana Maggie Reilly. Se considera un tributo a John Lennon tras su asesinato. En disco sencillo fue gran éxito y una de las canciones representativas de los ochenta. En la música que Mike Olfield compuso para la película The Killing Fields (Los gritos del silencio) de Roland Joffé, sobre la guerra civil camboyana, adaptó como tema principal uno de los "Recuerdos de la Alhambra" de Francisco Tárrega. Su última obra reseñada en las enciclopedias es Return to Ommadawn de 2017.

BOLLING & ROMERO

BOLLING & ROMERO

En un mundo inevitablemente globalizado hay que agradecer los esfuerzos por conjugar armónicamente culturas y estilos, en lugar de enfrentarlos violentamente. No otra cosa es lo que ha hecho ejemplarmente el compositor francés, nacido en Cannes en 1930, Claude Bolling. Aficionado al jazz desde su juventud y con formación clásica fue amigo de Duke Ellington, al que también tuvo por mentor.

Bolling grabó en Paris con figuras internacionales como Lionel Hampton o Kenny Clarke. Exploró el ragtime, el Dixieland, el boogie-woogie, el blues... y compuso para Liza Minelli y Juliette Greco, entre otros artistas indiscutibles; para el cine, la música de la violenta historia de gánteres: Borsalino.

El increíble flautista Jean Pierre Rampal le animó a componer para él. La sinergia cuajó en una extraordinaria Suite para flauta y pinano jazz a mediados de los setenta. Su grabación fue un éxito también en EEUU. Por su parte, Pinchas Zukerman le encargó a Bolling una Suite para violín y piano jazz en 1977, otra maravilla.

El guitarrista malagueño Ángel Romero (n. 1946) pertenece a una amplia saga de guitarristas y es experto en la música de Joaquín Rodrigo, cuyos conciertos para guitarra ha interpretado con sobresaliente suficiencia. Él y Bolling se conocieron en 1979. En el Concierto para guitarra clásica y piano jazz, cuya carátula ilustra esta entrada, el británico George Shearing enfrenta a la guitarra de Romero su virtusismo con el piano, el veterano percusionista es el neoyorquino Shelly Mane y el bajista Ray Brown, que nació en Pittsburgh, Pensynlvania, en 1926. 

Este concierto se divide en siete secciones que combinan ritmos y danzas hispanoamericanas con lamentos de blues; frescura, melodía y armonía, con un lirismo exquisito: Danza hispánica, Mejicana, Invención, Serenata, Rapsódica, Africana y Final. Este último movimiento lo añadió Bolling tras su estreno, como regalo de un virtuoso a otro. La grabación es de 1980.

MADRE PRÓDIGA

MADRE PRÓDIGA

El de la "madre pródiga" es un nuevo carácter literario, apropiado para el drama social y teatral del siglo XXI.

A La Cangura de Larva, el tomo guirigay de Julián Ríos, le ahogaba el hogar porque prefería holgar, dulce holgar. Abandonó a sus hijos en Australia. Cortó a dentelladas el asfixiante cordón umbilical (es metáfora). Il faut voyager pour aimer de loin sa maison!, se decía.

Quería realizarse en liza y paliza comiendo perritos y pizza.. Trabajó de mecanógrafa en una revista del corazón londinense. Se vino al smog de Londres para respirar turbio. Hizo amistades de party en party, "amistades a mitades" -escribe Herr Narrator.

El marido fue duro. Le mandó la foto fúnebre de Tommy con la inscripción: "Partió su mami, partió su corazón".

Le dio por beber mucho a Kendy, La Cangura pródiga. La resaca le daba llorona y echaba mano al bolsón marsupio para mostrar la foto familiar.


Contó a Milalias, confesor freudulento, que por nada del mundo se volvería a casar pero que estaba pensando en tener otro hijo. Tal vez se sintiese vacía.

¡Qué Tommy ni qué niño muerto! -exclamó casi sin querer Milalias. Se agarró a La Cangura, hembra grandota y, torpes cada uno, casi se arrojan bailando por la ventana.

***

Larva no es novela, sino caja de juegos para políglotas cultos o filólogos culteranos, embarrada de interjecciones y saltos de página: o la babel de una noche de san Juan en beodisea londinense para dar que leer y hablar; un ingenioso invento de palabras, analogías, calambours o equívocos como chinoiseries, alusivas a una incesante orgía de la que se espera con desespero la iluminación.

IL TRAMONTO

IL TRAMONTO

HIPNOTIZADA POR EL ÁRBOL, EN UN PASTEL DE PURA BELLEZA

Sobre un cuadro de Giorgione (Zorzo). "Tramonto y san Roque" (1505-1508)

"Un intenso sentimiento físico de ansiedad habíase apoderado de ella mientras contemplaba el retrato de san Antonio y san Jorge pintado por Giorgione. Había un árbol en segundo término al que ella nunca había prestado la debida atención. Lo había visto, desde luego, ya que este cuadro ella lo contemplaba a menudo, pero nunca había sentido su significancia, aunque no habría sabido decir qué era esa significancia. Allí estaba, en medio de la claridad, en medio de la brillante obscuridad, en medio de una atmósfera límpida, densa y amarilla, en medio de ningún sitio con unas lejanas nubes deslizándose tras él, ligando a ambos santos y al propio tiempo separándolos y existiendo por sí mismo sin tener nada que ver con ellos, un árbol ridículamente frágil, poético, vibrante, inmóvil que era también un árbol especial y particular en un atardecer especial y particular cuando los dos santos (qué raro) estaban ocupados en sus respectivas faenas (ignorándose mutuamente) en una especie de claro sombrío y a la par brillante (¿qué demontre, sin embargo, sucedía en primer término?) junto a un exquisito y reluciente estanque del cual emergían con cautela dos pequeños y domesticados demonios en provecho de san Antonio, mientras tras ellos san Jorge, con un yelmo como una perla, atropellaba a un dragoncillo igualmente domesticado e inofensivo".

Iris Murdoch. The sacred and profane love machine, Londres 1974.

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La escritora irlandesa olvida la figura de san Roque y su ayudante, Gotardo de Hildesheim que, a sus pies, le cura las yagas. La presencia de san Roque, protector de la peste, ha lllevado a pensar que la intención del cuadro fue agradecer el fin de la epidemia de 1504 en Venecia.

En el borde derecho aparece san Antonio Abad en una caverna. Tanto este como san Jorge son símbolos de la victoria sobre el mal. Como en La tempestad, los dos grupos de personajes están separados por un torrente. Otros seres extraños, un pájaro con el pico abierto y un animal semisumergido recuerdan al Bosco. Pero el protagonista del cuadro, a parte del árbol que fascinó a Iris Murdoch en la Galería Nacional de Londres, es el paisaje y su impacto cromático de luz cálida y dorada.

BESARÁS SU FRENTE

BESARÁS SU FRENTE

El templo en reconstrucción, "abierto por obras", de la Fundación de la Iglesia San Lorenzo en Úbeda ha acogido durante el mes de abril hasta el mes de mayo (2022), en colaboración con la Fundación Antonio Gala, la exposición "Y besarás la frente de tu tiempo" de la joven y reconocida artista cordobesa Virginia Bersabé.

La mujer mayor es el tema de estas obras de gran formato, colores vivos y fondos neutros. Virginia desarrolla desde 2011 ’Perdidas en un cortijo andaluz’, un proyecto de intervención pictórica sobre muros de cortijos abandonados de Andalucía en el que une su investigación sobre la memoria y las mujeres con la arquitectura abandonada y la historia del campo andaluz.

Pienso que el arte es plurifuncional. No se puede decir que los retratos de Virginia sean bellos, ni que traten de lo bello, pero sí que llaman la atención sobre el tiempo, sus estragos y sus tesoros. Esas carnes trémulas siguen siendo expresión del espíritu. Es difícil que esta muestra te deje indiferente. Da qué pensar.