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SIGNAMENTO

MANHATTAN TRANSFER

MANHATTAN TRANSFER

Tan saludable como el mestizaje de las carnes y los genes, es enriquecedor el de estilos culturales y artísticos (el de "memes"). Nueva York es un crisol de maneras de crear y sentires de padecer; Manhattan, su famoso barrio eminente. The Manhattan Transfer (El movimiento o transferencia de Manhattan) es un grupo americano nacido en la metrópolis en 1972 que mezcla el jazz con muchos otros géneros musicales. El resultado de esta fusión es rico en matices, ritmos, melodías, cromatismos y voces. Merecidamente, la banda ganó varios premios Grammy. En 1998 Los Manhattan Transfer fueron incluidos en el Salón de la Fama de los Grupos Vocales.

Llevaba años sin oír Brasil (1987), el vinilo que combina temas danzables y alegres con canciones líricas y alusiones críticas. Fue su décimo álbum de estudio. La banda estaba entonces formada por Cheryl Bentyne, Tim Hauser, Alain Paul y Janis Siegel.

La canción Soul Food To Go alcanzó el puesto 25 en la lista Top Adult Contemporary de la revista Billbourd. Traduciré libremente su título por "Alimento portátil para el alma". La letra habla de jazz al vapor (stramin'jazz), alude al Art Nouveau, a un vuelo desde Kansas a Brasil -ida y vuelta-, al be bop, al hip hop, al funk. Música fresca y cálida, placer para el alma.

The zoo blues admite diversas interpretaciones. Se compara el poder político con las reglas del Libro de la selva y las voces insisten en que les gustaría tener un conjunto de bebés oragután (nada brasileños, pero no importa). So syou say, Así que tu dices..." es una melancólica balada de desamor, lo que dice el interlocutor a la solista es que debe superar su sentimiento de abandono, "contra el viento, con mi cara vuelta hacia el lado vacío de la soledad". El mundo seguirá girando aunque para la doliente todas las estrellas han perdido su misterio. Fantasmas y mentiras la persiguen. El tema contiene un hermoso e inspirado solo de saxo, tras el cual reaparecen los sufrimientos de Ariadna en la desolación de su isla...

Capim es palabra portuguesa que significa césped, hierba, pasto... Ritmos y letra carnavaleros en este cuarto tema de la cara A. Las frases brasileiras aluden a vegetales, plantas y paisajes, con las que se entremezcan frases como "tengo cariño para darte" o preguntas como "A qué fin llevó el amor".

Metrópolis, en la segunda cara, describe la soberbia de la gran ciudad, su estruendo, los cincuenta pisos que puede haber debajo del ejecutivo, sus sombras y callejones sórdidos en los que nadie te conoce, sus marginados sin hogar. Hear the voices (Bahía de todas as contas) nos anima, mediante un diálogo entre un coro y una solista, a escuchar todas las voces: las de los niños y las de los animales. De hecho se escuchan ladridos perrunos, sorprendentemente bien consonados.

Agua es un homenaje al elemento arcano de Tales de Mileto, porque "The earth without / the heavens'rain / becames powdel / and gravel". Sin el agua, en efecto -lo estamos viendo-, la tierra es polvo y grava. A final, se apostrofa al Agua: "Carry me to your chore, Carry me Agua".

The Jungle Pioneer (viola violar) posee un ritmo hipnótico. Critica irónicamente la destrucción de la selva amazónica por el pionero codicioso. Notes from the underground (Antes que seja tarde) refiere, un tanto enigmáticamente, a la lucha contra el apartheid en Sudáfrica (Pretoria, Soweto), al clamor que se oye debajo (underground) de los pasillos de mármol del poder. Supongo que el "padre que vive sano y salvo en el subsuelo" es Nelson Mandela, al que no se nombra.

Excelente disco, y no envejece... Dinámico alimento para el alma.

(La Ilustración de esta entrada es la contraportada del LP Brasil de Manhattan Transfer)

INTEGRACIÓN ORSIANA

INTEGRACIÓN ORSIANA

Adoro las bibliotecas. Se me abren las carnes en ellas, en ese "ámbito ordenado de los libros" -que decía J. L. Borges, enorme lector-. Así que no hablaré mal de ninguna. Aunque me angustia la duda de que empiecen a ser ya víctimas de la "subcultura o incultura o barbarie de la cancelación". Estoy seguro de haber podido acceder al Glosario completo de Eugenio d'Ors en una de ellas. Y sin embargo hace unos días, buscándolo en la misma, me encuentro conque, entre decenas de miles de libros, sólo me es posible encontrar una monografía dedicada al gran filósofo y esteta catalán. ¿Cómo es posible? ¡Ni siquiera su monumental obra sobre Lo barroco, que tanto influyó en Europa! Ni El hombre que trabaja y juega, ni El secreto de la filosofía, ni la póstuma Ciencia de la cultura...

Encontré algo y algo es algo, así que tomé en préstamo el libro de Antonino González: Eugenio d'Ors. El arte y la vida. Antonino considera con motivo que la obra de D'Ors merece ser considerada aportación fundamental a la filosofía del arte y la estética del siglo XX. Pienso por mi parte que la contribución orsiana no debe restringirse al campo específico de la historia del arte, sino que también fue decisiva en el ámbito más general de la metafísica o filosofía general, si bien es posible que el nervio del "ironismo orsiano", de su eclecticismo sistemático e integrador, de su ludismo pospragmatista, deba encontrarse en su sentido del orden y de la belleza. La propia crítica del arte tiene para D'Ors -como afirma Antonino- un interés metafísico.

El libro de Antonino González citado (FCE, Madrid 2010) examina los años de formación de nuestro filósofo, su vinculación al noucentisme catalanista, sus primeras obras estéticas: El Cézanne y las Tres horas en el Museo del Prado. El debate en torno a lo barroco, las obras estéticas de madurez, su Teoría de los estilos, las sistematización madura de su pensamiento (El secreto de la filosofía, 1947 y La Ciencia de la Cultura, 1964) y por último, las fuentes de la filosofía del arte orsiana así como su originalidad en el debate y la superación del formalismo y el historicismo, desde una perspectiva que aspiró a ser abierta, en discusión con el subjetivismo anárquico, y narcisista, de la modernidad, conjugando pensamiento y vida mediante su Heliomaquia o lucha por la luz y su Principio de figuración inserto en su rica doctrina de la Inteligencia, que opone a la razón abstracta.

Hay que lamentar que en una obra tan interesante como la publicada por la editorial tecnos (a la que me he referido en un "signamento" anterior), coordinada por Leopoldo La Rubia et al. y titulada Teorías contemporáneas del arte y la literatura (Madrid, 2021), no se le dedique ningún artículo a Eugenio D'Ors, aunque sí a "La estética fenomenologíca de Ortega y Gasset" (Noé Expósito Ropero, cap. III de "Las alternativas y réplicas al formalismo"), cuando estoy seguro de que el conocimiento, tanto del formalismo como del historicismo estéticos, fue mucho más exhaustivo en don Eugenio que en don José, y desde luego fue D'Ors quien le dedicó más atención a la discusión con ambas corrientes estéticas y críticas, que integró en una visión originalísima, que merecería mayor cuidado por nuestra parte.

Por desgracia, Eugenio d'Ors parece hoy un gigante de nuestras letras y humanidades injustamente "cancelado".

ARS LONGA

ARS LONGA

... Vita brevis. 

Tal vez porque la vida es breve y el arte apunta al infinito, no lo comprendemos del todo. Nos conmueve. Eso, seguro.

Una foto del ángel de Salzillo decoraba en un marco barato la habitación de invitados de mi abuela. Sentía que aquel icono velaba mi sueño. En el despachito de mi abuelo Agustín colgaba un tapiz con una escena bucólica que representaba a un pastor que conducía sus ovejas de vuelta a la aldea en que humeaba una chimenea... Mirarlo me transportaba a otros mundos, tal vez a un pasado en el que me parecía haber vivido. En el auditorio de la facultad de Medicina de Granada cerré los ojos y me elevé transportado a un mundo de transparencias diamantinas, gracias al genio del clavecinista Rafael Puyana. En Saint-Germain-des-Près oí por unos francos, a la luz de las velas y en sillas de enea, las celestiales melodías de la música religiosa de Vivaldi. También sentí en Praga el escalofrío del llamado "síndrome de Stendhal" escuchando, donde se había estrenado, el Don Giovanni de Mozart...

No quiero cansar al lector describiendo mis vivencias estéticas, que sin duda han marcado mi vida anímica emocionándola, experiencias que me han estremecido dando curso o flujo al caudal de mis sentimientos. Einfühlung, se llama en alemán esa empatía o endopatía que despierta la obra artística en el espectador avisado. La idea es muy antigua y procede del venerable Aristóteles, que ya hablaba de la compasión y de la katarsis que produce la obra de arte en las mentes de los espectadores.

María Jesús Godoy refiere a la moderna teoría de la EINFÜHLUNG en su artículo de Teorías contemporáneas del arte y la literatura, obra coral y enciclopédica que ha publicado la editorial tecnos (Madrid, 2021), coordinada por Leopoldo La Rubia, Nemesio G. C. Puy y Francisco Larubia-Prado. Sin duda una buena obra de referencia para comprender el arte contemporáneo y las ideas que lo acompañan y/o justifican.

***

Con pan y vino se anda el camino, pero no sólo de pan vive el hombre. Está el paseo y, como insinuaba Lessing, el que va de paseo ya no tiene camino, o hace camino al andar -como cantó Machado-. Y es que el Arte es una dimensión clave de lo propiamente humano, un pilar valioso de la cultura, como la tecnociencia o la religión. Hegel creía que religión, filosofía y arte tratan de lo mismo, de lo absoluto. Pero lo absoluto es inaccesible, sólo conocemos sus expresiones contingentes. Sabemos que en aquellas cuevas de Altamira o Lascaut vivían seres humanos porque representaban animales que podían convocarse pero no comerse. Simulacros o imitaciones... Mímesis, tituló Valeriano Bozal uno de sus libros sobre estética y manifestaciones artísticas. El hombre es un mono que imita y crea, con gran perfección, aunque no siempre.

Mas la imitación, la emulación de la belleza natural no agota las funciones del arte, que son variadísimas. En su artículo sobre "El arte como realización de la verdad...", Ciriaco Morón añade (en el libro cuya portada ilustra esta entrada) algunas más: su relación con la educación, el prodesse et delectare de Horacio, pues el maestro no sólo ha de pronunciar verdades, sino que ha de vestirlas bien haciéndolas amables y atractivas. Pero el arte ha tenido y tiene también una función religiosa: obras, iconos que son objeto de veneración, máscaras apotropaicas, joyas o estampas que obran como amuletos...

Arte y mito se relacionan íntimamente. Nuestro amigo y colega Antonio Ramón Navarrete dedicó un precioso libro a la profusión de "La mitología en los palacios españoles" (UNED, Jaén 2005). El arte expresa nuestra intimidad demónica, el genio que nos habita, tal vez pueda, al manifestarse exteriormente en la obra, desatar y echar fuera a los diablos que perturban o atormentan al artista. Sirve de conjuro. Es también un laboratorio de experimentación sensorial y sensual, creador de mundos alternativos, es juego, consuelo, viático y fármaco terapéutico..., ¡todo eso y más!

Artista experimental fue Juana Francés (Altea 1924-1990), miembro fundadora, pero ensombrecida, del grupo El Paso, con Canogar, Millares, Feito, Antonio Saura..., grupo que hizo mucho por la renovación de las artes plásticas en España a fines de los años cincuenta del pasado siglo. Única mujer del grupo, se casó con el escultor aragonés Pablo Serrano. Sé de ella por Leopoldo La Rubia... Y se lo agradezco.

En fin, los seres humanos no sólo soportamos el conato de existir y perseverar en ser, sino que también queremos vivir bien ¡y bonito!, como dicen los hispanoamericanos. "Vivir bonito" contemplando lo neto, propio, lo que es bello. Y a veces, lo que necesitamos es que nos maravillen, que nos sorprendan y hasta que nos escandalicen. Sea la paradoja porque el arte suele ser paradojal al ir contra la opinión consuetudinaria, al hacerse vanguardia contra la tradición: Una contemplación desinteresada es también de interés, porque nos activa, nos ilusiona. Y la ilusión -lo dijo Ortega- es tónico de la voluntad. Nos hace ver las cosas de otra manera.

Por mucho que el arte se deshumanice, se vuelva abstracto, ininteligible, chocante, pura performance, fuente urinaria y hasta mierda de artista o vómito de Narciso..., el libro coordinado por La Rubia nos invita mejor y más a su comprensión sacándonos del esplín de la indiferencia. Lo presentamos el Día del Libro en Libros prohibidos, bajo la hospitalidad de su dueño José Carlos Moral.

***

¿Para qué sirve el arte? Lo cierto es que el arte se queda en poca cosa si sirve para algo. Igual que lo verdaderamente bueno, no puede comprarse ni venderse. Los griegos, no obstante, inventaron el sujeto racional y tenían una sola palabra téchne (τέχνη) que los escolásticos tradujeron por arte y técnica, tanto para referirse a lo que es útil como para referir a lo que, producido por el hombre, agrada, complace. "La belleza es el resplandor del bien", escribió el neoplatónico Marsilio Ficino en De amore. Tampoco el amor sublimado sirve para gran cosa, y hasta enferma. Y Rilke reparó en que la belleza podía ser destructiva, y terrible su ángel.

No creo que hayamos nunca separado del todo la técnica y la ciencia, del arte. Los epistemólogos reconocen que valores estéticos como la sencillez o la armonía valen como criterios de verdad. El arte es largo y la vida breve, ni la artesanía se agota imitando el genio diversificador o fractal de la naturaleza, madre y madrasta. Jamás es simple imitación, si vale. Aunque empezar por copiar a los clásicos esté bien. "Lo que no es tradición es plagio", decía Eugenio d’Ors, al que echamos en falta en la enciclopedia antes citada. 

Sostengo que la buena educación exige formación estética y tiene ella misma mucho de arte, y poco habrá aprendido un discípulo que no es capaz de ir más allá de su maestro. A Teorías contemporáneas del arte y la literatura le faltan unos índices de temas y autores, pero es una obra de referencia oportuna y valiosa.

RAPSODIAS DE VILLAESPESA

RAPSODIAS DE VILLAESPESA

Francisco Villaespesa (Laujar de Andarax 1877- Madrid 1936) publicó en 1905 sus Rapsodias, libro de poemas de una obra extensísima. Tal vez escogiera este título, de gusto romántico, por ver en ellos una misma canción ensamblada.

Poco antes había publicado Juan Ramón sus Arias tristes (1903), Manuel Machado su Alma (1902) y su hermano Antonio las Soledades (1903). En las páginas de Electra, revista de la que fue fundador Villaespesa, aparecían versos de los cuatro poetas. Se cruzaban dedicatorias entre ellos y participaban en las mismas tertulias. Todos habían leído a los simbolistas y admiraban a Verlaine. Compartían una misma topica generacional: jardines, fuentes, otoños, crepúsculos, soledad, tristeza... Buscan el "paisaje del alma" y la naturalidad expresiva. Recuperan formas métricas tradicionales con preferencia por el arte menor. Una melancolía invasiva no exenta de complaciente sensualidad recorre los versos de sus libros.

Villaespesa se había hecho con un lugar preferente en el Parnaso con La copa del rey de Thule, síntesis, exceso o manifiesto modernista. De Rubén Darío fue discípulo fiel, temprano portavoz y paladín de su modernismo. Pero en 1903 la muerte de su primera esposa Elisa González y el dolor profundo que le causa se convierte en tema central de su inspiración. Ella parece llamarle desde el otro lado como un "rumor de seda que huye".

Al profesor José Heras Sánchez debemos una reedición de las Rapsodias de Villaespesa en la Biblioteca de Autores Almerienses. A su presentación acompaña y sigue una erudita introducción del filólogo Luis F. Díaz Larios.

Villaespesa fue una importante e histórica figura de nuestras letras, injustamente olvidada o ensombrecida por el paso del tiempo. Se dedicó al periodismo y sus obras teatrales alcanzaron también notable éxito, sobre todo El alcázar de las perlas (1911). Triunfó como conferenciante en Hispanoamérica durante una década. Escribió novelas. Al mismo José Heras debemos una edición reciente de cinco de sus novelas cortas (Universidad de Almería, 2006). Algunas son de tema orientalista.

Añado uno de los poemas de Rapsodias (1905), un soneto de versos alejandrinos fechado en Laujar y septiembre de 1903 (en junio había fallecido Elisa), muestra suficiente de la perfección de su arte:

 

ÍNTIMA

Sobre el balcón abierto, sobre la noche en calma,

penetra tembloroso un rayo de luna,

envolviendo la estancia melancólica en una

claridad que parece la claridad de un alma.

El silencio se escucha. En la brisa dormida

vuela una tenue esencia, un perfume bendito

que recuerda aquel vago perfume favorito

de alguien que en nuestros brazos abandonó la vida.

Se oye el más leve ruido, el más tenue... La hoja

de un libro que se vuelve, la flor que se deshoja...

Es hora en que el poeta sobre el papel se inclina

a la luz de la lámpara y, sollozando, escribe

la canción más doliente a la sombra divina

de aquella que ya solo en sus recuerdos vive.

 

(La ilustración que adorna esta entrada pertenece a la edición citada de José Heras (UNE, 2022) y es del pintor, ceramista y escritor Pedro Soler Valero, acompaña al poema "Samaritana" (XXII) dedicado por Villaespesa a Eugenio de Castro.)

 

FISURAS

FISURAS

Tiene razón Dimas Mas: la aforística vive una época de esplendor. Twitter es una red social que favorece el subgénero del aforismo de la literatura gnómica, híbrido entre filosofía y poesía. La limitación de extensión de esos “trinos” que se articulan breves con palabras favorece el pensamiento sintético. Buscando afinidades electivas, como suele suceder, fue en Twitter donde conocí a Francisco M. Ortega, excelente aforista como ha demostrado este año con la autoedición de sus FISURAS, que son grietas en la dureza del pensamiento acorazado (por decirlo con sus palabras), que son también metáforas de la incertidumbre en la que, valientemente, se halla instalado, remojando dudas, en lugar de dejarse encarcelar por certezas.

Es verdad, creer en uno mismo es el único dogma al que debiéramos conceder cierta licencia. Son también las citas fórmulas concisas del argumento de autoridad y aprecio que Francisco M. Ortega cite con discreción y desaparpajo a autores que me son muy queridos: Stanislaw Lem o Alice Munro, y me complace que resucite a los segundones del helenismo: Arcesilao, Onesícrito, Diágoras de Melos, Filónides, Timón de Fliase, etc.

Tal vez la fragmentación del pensar, tan característica de nuestra posmodernidad, se muestre en la multiplicidad polifónica de un sujeto desmenuzado en pantallas y puede que escribir sea como dar la palabra a esa multitud de personajes que nos habitan. La imprecisión, la ambigüedad, el enigma, son entonces síntomas de quien se siente y sabe con un “corazón zurcido”. Sí, el aforismo puede ser ese hilo que enhebra facetas en la obscuridad, una llave que abre mentes; el apotegma, un clavo contra la madera de la ignorancia para aportarle lucidez, el desarrollo de una síntesis sin final, como un pensamiento enamorado de sí o una reflexión que revive al muerto que nos habita.

Las rotundas frases de Francisco M. Ortega son memorables, instructivas e ilustrativas respecto a diversos temas esenciales: la educación, la vida y la muerte, la memoria… Memoria (Mneme o Mnemosyne, madre de las Musas), cuyo fruto más delicado es la inspiración. Su escritura se moviliza contra la prisa y a favor de la calma, contra la espera sin esperanza y a favor del humor, contra lo megaloso y a favor de lo minúsculo donde resultan importantes los detalles, contra lo enrevesado y a favor de lo sencillo; sencillez, que no simpleza; contra la queja que es síntoma de cobardía, más que de auténtico sufrimiento. A favor de la amabilidad y de la imaginación. Con Lastenia de Arcadia (la griega que acudía a la Academia platónica vestida de hombre), lamenta que la libertad de pensamiento conduzca tantas veces al exilio y la soledad. Contra el pensar y el sentir zombi, contagiado por la Internacional Publicitaria, trina Francisco a favor del papel consolador de la poesía y la utilidad del rumiar la cita o el adagio.

Como diría el hombre sin atributos y sin partido: el hombre disponible que piensa por su cuenta termina por hacerse miembro de una sociedad desordenada, la Fundación  del Espíritu. Puede que dicha sociedad no alcance más allá del nombre propio y “una manita” de buenos amigos cómplices. Efectivamente, el universo es inmenso e ininteligible es su sentido y sólo somos como niños que balbucean posibles significados aprendiendo a dibujarlos, y la vida, con ser su sorprendente accidente, es misterio que el tiempo devora. Uno, en efecto, descreyendo, va pelándose como una cebolla hasta quedar desnudo ante la nada, la nada que ya fuimos antes de nacer. La rabia que sentimos ante la pérdida de un ser querido es también la revelación de nuestra intrascendencia, esa lucidez que se esconde bajo la cama cuando el orgullo gallea soberbio sobre un montón de estiércol.

Contra el famoseo, el héroe cotidiano, ese que, consciente de que no puede eliminar el sufrimiento ni el dolor del mundo, se esfuerza al menos por no añadir más dolor al mundo. Conmueve que Francisco no moralice y excuse admoniciones apocalípticas desde la humildad de quien se reconoce insignificante y perecedero, pero que -como Pascal- proclama también con enjundia filosófica bien meditada la grandeza del discurrir humano, pues "hasta un átomo hace sombra". Ciertamente, en esta época de patologías narcisistas, "la humildad es curativa"; la claridad, poder; y la mayor sofisticación se consigue desde la sencillez. "No merece el nombre de filósofo, sino el que recibe las injurias con tanta serenidad como los halagos" -dice citando a Bión de Borístenes.

En lugar de hablar de liquidez como Zygmunt Bauman, Francisco M. Ortega prefiere hablar de volatilidad: la volatilidad de la existencia es mucho más seria que la de las acciones o las costumbres. Observa el aforista con agudeza cómo las sociedades opulentas muestran una inercia mayor a la pérdida de privilegios, endurecen sus principios morales…, envejecen, se hacen conservadoras. Pululan en ellas los enjambres de cuidadores, terapeutas y dentistas, como indicadores sociales de la inútil lucha contra la volatilidad de la salud, tesoro de la juventud.

Al final, el Espíritu de la Incertidumbre, como el de la Perplejidad muguerciana, guarda más preguntas que respuestas. Se vuelve sereno en el desasosiego (que magistralmente expresó Fernando Pessoa), se insomete y resiste leyendo, descuartizándose en palabras por las ventanas de luz, virtualizadas en los monitores como un monólogo interior que no cesa. A fin de cuentas y por inútil que parezca, como su belleza, eso de reflexionar y describir la mariposa de aceite de lo reflexionado enseña que “nadie es feliz de la misma manera” y puede que esa sea la demanda o el ruego ("¡quiéreme!") si cabe también decir que venturosos son aquellos que más afecto y cariño reciben. Hace ruido el niño para llamar la atención y no aburrirse con nosotros. Juega al ajedrez con las palabras. Y ¡hay de aquel que no sepa conservar esa seriedad con la que juega el niño!

No tengo más remedio que sentir afecto y estar agradecido por quien me regala así otra forma de leer la realidad y me da qué pensar. También a mí me gustaría preciarme de leer para aprender a refutar mis convencimientos cuando más bien uno suele hacerlo para confirmarlos. Estos relámpagos de lucidez, estas chispas de ingenio, esos rayos de indignación y truenos de contrariedad –como dice Midas Mas en su ultílogo- nada tienen que ver con la prédica pulpitesca y el moralismo neopuritano que padecemos, ¡es tan difícil corregir sin molestar! No será Francisco quien caiga víctima de sus propias creencias si, como Platón, está siempre dispuesto a someterlas a revisión, en la sombra de lo incierto.

Notas

Fisuras está a la venta en Anmazon: https://www.amazon.es/Fisuras-Aforismos-Francisco-M-Ortega/dp/B09X4Y5VPL

Véase "Incitación al aforismo",. JBL. Alfa (Revista de la Asociación Andaluza de Filosofía) Vol. 1, nº 1, pgs. 71-73. Puede encontrarse una copia de este artículo en el blog Palabras en el Tintero:

http://palabraseneltintero.blogspot.com/2008/03/aforismos.html.

ALAN STIVELL

ALAN STIVELL

Mi buen amigo, el poeta Miguel Heredia, fallecido en 2000, adoraba como cualquier alma trágica a los caballeros de las causas perdidas u olvidadas. Por eso me regaló dos discos de Alan Stivell (Riom, Auvernia, Francia, 1944), símbolo contemporáneo de la cultura bretona y de eso que se llama su "hecho diferencial". Se quedó con el folleto de las letras del disco cuya carátula ilustra esta entrada.

Cambió su nombre de cuna, Alan Cochevelou, por el seudónimo Stivell, que en bretón significa Manantial que brota con fuerza. Usa el bretón en sus canciones y el gaélico. Stivell reintrodujo el arpa celta y en 1985 inventó el arpa eléctrica. Fusionó el folclore celta con el rock y la música electrónica y ambiental. "Música gaélica" puede llamarse a la tradición folclórica de Irlanda, Escocia, Gales y Bretaña. 

Su pacifismo y universalismo de la fraternidad humana no le impidió defender el panceltismo y la autodeterminación bretona. Como buen neorromántico se inspiró en leyendas del ciclo artúrico: The Mist of Avalon (1991). Con Légende (1983) consiguió un gran éxito internacional.

Stivell se considera francés pero sobre todo bretón y es favorable a una amplia autonomía de Bretaña, como la que disfrutan Escocia y Gales, o Cataluña, Galicia y el País Vasco en España.

CUARTETOS DE PARÍS

CUARTETOS DE PARÍS

Me reconozco afrancesado, de la estirpe del abate Marchena, de Moratín, Jovellanos, Iriarte, Olavide... Reoyendo los Cuartetos de París de Telemann -que tienen para mí un hondo significado sentimental-, justifico aquella estética kantiana que veía en el buen gusto francés emblema racional de Lo Bello, en contraste con la grandeza española y sus gusto por Lo Sublime.

Se nota en la contemporánea comedia francesa cinematográfrica, que no desciende nunca a la sal gorda ni a lo soez ni a lo sórdido y esperpéntico. El buen gusto francés reniega de la hipérbole y se eleva celestialmente a pura y delicada belleza en estos Cuartetos para flauta, violín, viola o chelo y bajo continulo... Gracia, ternura, alegría y tristeza..., contenidas, moderadas... flatteusement, gayment, distrait, tendrement, estos son algunos de los expresivos nombres de sus danzarines movimientos.

Telemann no era francés. Nació en Magdeburgo en 1681 y se formó bajo la indulgente mano de su madre. Estudió derecho, pero su encuentro con Haendel le decidió a explotar su pasión musical y a principios de 1704 centró su atención en el estilo francés, entonces de moda. Protegido por duques y burgueses acabó convirtiendo a Francfurt en una metrópoli musical. Luego se trasladó a Hamburgo como cantor y director de música de sus cinco principales iglesias.

Su viaje a París en 1737 fue éxito rotundo. En su madurez su obra ganó profundidad y le convirtió en el más importante compositor de su tiempo y el primero alemán de nivel mundial. Su muerte en 1767 fue una tragedia para el mundo musical.

Los años de estos Cuartetos de París (1733) son también aquellos en que Hume elabora su escepticismo crítico, Voltaire hace de enfant terrible y se retira con su culta amante la Marquesa de Châtelet a la finca de esta en la Lorraine, los años en que Montesquieu investiga la grandeza y decadencia del imperio romano, Euler publica sus descubrimientos matemáticos, Linneo clasifica y describe la específica diversidad botánica y comienzan los experimentos con la electricidad.

Estos "Cuartetos en Suites" armonizan magistralmente el último barroco y el principio del clasicismo. Lucen una extraordinaria sensibilidad, gran elegancia y colorido expresivo. Alegran y emocionan. La versión del Quadro Amsterdam editada por Telefunken en su ejemplar colección Das Alte Werk, con preciosa documentación (Musik und ihr Zeit) es una joya que nos trae maravillosos recuerdos de amores inconclusos.

BOB DYLAN

BOB DYLAN

Jaime era mayor que nosotros y fue él quien nos introdujo en las excelencias, denuncias y misterios de las canciones de Bob Dylan. Pinchábamos discos sencillos en la máquina del bar Tera, que contaba con veladores de mármol y camarero con chaquetilla blanca.

Algún crítico de Dylan hizo de él una estrella rara, de las que brillan con luz propia. Razón tenía. Es un gran poeta, un rapsoda popular a la antigua, que recita cantando sus versos, que empezaron sabiendo a Lejano Oeste y prado irlandés para acabar en liturgia venerable.

Robert Allen Zimmerman nació en Duluth, Minesota, un 24 de mayo de 1941. Sus abuelos paternos eran emigranes judeo-ucranianos y los maternos judíos lituanos. Todos ellos llegaron a América a principios del siglo XX. Los primeros huyendo de una persecución antisemita.

De la inspirada protesta social de Blowin’in the wind a los influyentes álbumes Bringing It All Back Home (1965) y Highway 61 Revisited, en que Dylan fusiona el folk con el rock y el pop...; acústico y también eléctrico, saca partido como nadie de su armónica y toma también del jazz y del blue...

Será contracultural e instruido a su manera, para procesarse cosmopolita como cultura consolidada y multipremiada. Sus letras abarcan una increíble variedad de temas: desde el político, amoroso y humorístico, a lo filosófico y religioso en una gira interminable, desde la protesta al humor surreal y la metafísica bíblica (Never Ending Tour).

Icono de los sesenta junto con Joan Baez que le protegió y amó. Ambos cantaron y protestaron juntos como figuras emblemáticas del Movimiento pro derechos civiles de los años sesenta. Otros muchos músicos han triunfado versionando sus canciones y poemas, cuyos versos Dylan parece escupirte con su voz de barítono dramático, nasal, áspera, inconfundible, que pone siempre el acento en la última vocal que alarga como una llamada cortijera.

Sería a principios de los ochenta cuando compré una edición bilingüe de los poemas de Dylan. Espigándolos, me convencí de que la traducción de la lírica es imposible. Sólo cabe cierta recreación, como la que intentó García Calvo con los sonetos de Shakespeare. Si los "monumentos" o "estatuas" de la escritura ya suponen una pérdida con respecto a la canción en vivo y en directo -como dejó escrito Platón en el Fedro-, en la traducción se pierde más aún: la música del significante, ese sentido inefable que pervive en fonemas y secuencias sonoras como mímesis y gemido, eco o risotada...

No me sorprendió que se le concediera el Nobel en 2016. Su influencia ha sido universal, inmensa. Sus canciones no se pasan ni pudren como la fruta de moda, y animan a despertar, también a bailar, a mover y correrse en el mejor de los sentidos.